Mientras Nintendo y Sega mantenían una lucha encarnizada por el mercado, Sony aprovechó la distracción para meterse en el juego de forma silenciosa y, en diciembre de 1994 vio la luz en Japón su primera consola de videojuegos que cambiaría el panorama para siempre.
Jugó sus cartas y ganó, vaya que si ganó...
La relación de Sony con los videojuegos se remonta a 1989 como distribuidora de juegos para los mercados Americanos y Europeos. Bajo la firma de Sony Imagesoft con sede en California editaba juegos en exclusiva para las consolas de Nintendo ( y varios años después también sacaría algún producto para Sega) Suponemos que aprovechando esta relación, Nintendo contó con Sony para el desarrollo del lector de CD para su Super Nintendo. Como todos sabemos Nintendo decidió más tarde contar con otras empresas para después cancelar el proyecto de forma definitiva.
Este famoso culebrón, que pasará a la Historia de los videojuegos y que cada uno cuenta de una manera distinta, fue el comienzo de Sony como desarrolladora de Hardware. De buenas a primeras se encontró que tenía una consola prácticamente terminada. El proyecto
PlayStation X podía salir a la luz de forma independiente sin asociados por en medio.
Unos meses antes del lanzamiento de la primera Playstation, Sony Imagesoft paso a formar parte del gran pastel que Sony estaba preparando con una gran reestructuración. Esta compañía pasó a ser una división más de la
SONY COMPUTER ENTERTAINMENT que todos conocemos hoy en día y que sembró las bases de la distribución moderna y global de videoconsolas y juegos. Sony Imagesoft pasó a llamarse 989 Studios y empezó a trabajar de forma exclusiva para sus dueños y así convertirse en desarrolladora (muy buena por cierto).